Canción de Otoño _ 25 de febrero 2005
¿Dónde estarán las canciones de otoño,
las que he amado siempre, las que extraño
ahora mismo en la corriente estival?
Es la estación de las neblinas,
los vahos y las corridas en la lluvia, el frío que
pronto se tornará invierno ¿Por qué no vienes ya?
Mi corazón es un cúmulo palpitante
que merodea la esencia alrededor de los
árboles desnudos tantos ellos como formas de mi alma.
¿En dónde juegan ahora las hojas del viento,
mientras el sudor cae por mi frente y
mi alma las añora por completo en su día?
¿Quién en su abundancia no ha
deseado el ensueño de vivir el suspiro de las
secas ramas los hábitos del humo y la pasión de las soledades?
¿Cuántos más miserables como yo abundan en
la faz de su indistinta paciencia, como fuegos fatuos
de almas perdidas por la noche sin luna?
¿Quiénes en su absoluta riqueza han
diferenciado entre su puesta magnifica las
razones de los corazones rotos y sus cicatrices?
Me siento incompleto sin mi Otoño, mi vida
adicta se hace presa de su ausencia y víctima ingrata
de la pasión estival ¡nunca venera ahora necesitada!
Soy un triste aposento vacío de una calle
cualquiera sin mi otoño febril, mi primavera fría,
mi verano de sol ¡del invierno no diré nada!
Seré por hoy mientras dure, desnudo cual árbol dormido,
mientras el abanico de las arenas recibe la buena mar,
ahogaré entonces esta necesidad en lo profundo de un verso.
A. Collante