Desperté de un sueño
Un arrullo lento entre mareas
La levedad de las nubes sobre las montañas
Se deslizan pacíficamente
Estoy aquí, impávido, con el corazón en las manos
Macerando las memorias con su nombre
Fabricando aquella medicina
Que solemos llamar olvido
Ahora que veo sobre mis ruinas
Sobre la paciencia que las deshacen
Descubro mi humanidad, la parte dolorosa
Aquella que ha sido un pesar, una carga.
Entiendo, siempre entiendo
A la medida de los días, las caricias, el dolor
Y me veo mas allá de las palabras
Más allá de la distancia, del cuerpo, de la conciencia
Oh, bendito veneno mío, que aprontas mi partida
No sabrás nunca cuanto te he amado
Cuanto silencio un ser carga, sobre el cuerpo, en su alma
Mientras las mareas van y vienen, y las lunas y las nubes, pasan.
Ariel Collante
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