domingo, 25 de diciembre de 2016

Cae la Lluvia _ 25 de Diciembre 2016

Cae la Lluvia _ 25 de Diciembre 2016

cae la lluvia
aquella lluvia
suena el cielo
escucho sus aguas

un fragmento de tiempo
una paz ruidosa
cae el lluvia, cae y me calma

truenos aquí mismo
el aire fresco en la cara
cae la lluvia, y una bocanada

cae la lluvia desde muy lejos
un sopor solemne entre los dedos
cae la lluvia, y cae el trueno

insomnio de noche
insomnio de día
y el agua cae, cae sin pausa

una armonía entre sinfonías
una daga en la espalda
pero cae la lluvia, cae y me habla

cae la lluvia
y la memoria también
cae un ensueño, cae un vaivén

y es que cae la lluvia
cae sobre mi alma
cae lentamente, cae y me espanta

será entonces, que cae la lluvia
será entonces que cae y me llama
entonces que caiga, que caiga sin calma

porque cae la lluvia, cae y me ama


A. Collante

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viernes, 16 de diciembre de 2016

A veces / siempre _ 17 de Diciembre 2016

A veces / siempre _ 17 de Diciembre 2016


A veces siempre, por lo general, ausencia
otras un suspiro por detrás de una mueca malherida
O simplemente un poco de esa bastedad que no llena, y abarca
como un horizonte que se desea y nunca se alcanza


A veces nunca, una negación, un supremo descargo
igual a las formas de un júpiter que arrasa las proporciones
O como un menosprecio, una alegría, un sin fin
melodrama vespertino entre hojas de pinos y sauces


Y mi natural estancia se torna insoportable
al igual que las aguas turbias de la tormenta
Y mis ojos se acrecientan oteando desesperados
sin un punto donde aguardar, descansar, dormir.


A Collante


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lunes, 12 de diciembre de 2016

A veces / Silencio _ 12 de Diciembre 2016

A veces / Silencio _ 12 de Diciembre 2016

A veces siempre y a veces nunca.
En algún tiempo, algún momento.

El angosto transitar sobre la cuerda se impone.
La fatiga de las manos, la soledad de la mirada que se pierde a lo lejos.

Cientos de mundos de distancia, un paso a lo insostenible.
A veces todo eso, un cúmulo a barlovento, deshaciendo las nubes del cielo.

Y el corazón como guijarros de una calle abandonada responden al eco.
A veces para siempre, y no siempre certero.

El pecho ojea aquello que la ceguera oculta.
Y sin embargo, silencio, silencio y mas silencio.

A Collante

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