A mi suerte
Me duele el corazón, no como esperaba, pero decididamente
Cada vez que respiro, la herida es implacable y se perpetúa en la memoria
Doy cuenta del engaño en que incursiono, y me asombra la ceguera
No todo lo visto es, lo sentido, aquello que espera ser, tal vez sea
Me descubro rumiando su rostro, mi preocupación, su olvido
Como estudiante nuevo y su carta de amor, tan inocente y a piel viva
La conexión lo es todo, el resto, se acomoda a lo esperado y será
Soy un cúmulo de buena ventura a la hora de necesitarla, porque a mi suerte parto y a mi suerte muero.
A. Collante
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