La tarde pasa, continúa, se mueve. Lentamente, como un agua memoriosa, mansa. Se me escapan los dedos, la pausa, el estanco. Paisaje de mares, charcos y empedrados.
La tarde pasa, impersonalmente. Con todo lo descripto como un suspiro en el aire frío. El paisaje cambia, mi corazón, mi alma. Las formas valederas del fuego, de mi espanto, y mi silencio.
A Collante
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