A veces ser simple es mostrar lo complejo en nosotros, nuestra calidad humana, nuestra entereza, el ámbito en que nos movemos y nos acercamos los unos a los otros. A veces perder el tiempo es el único motivo por el cual estamos acá, vivos, viviendo. Otras veces perder el tiempo es una desgracia teniendo tanta vida y tanto por hacer y descubrir. La felicidad mas breve puede transformarse en la única medida aceptable en una larga caminata de desgracias. Somos momentos, instantes, suspiros, pero pocos de ellos con un significado real a la hora de la hora. A veces ser simples es liberador, pero implica un gran desgaste, cuando la mente misma es un centenar de pensamientos, miedos, alegrías, odios, ambiciones, esperanzas, y preguntas tan largas como el horizonte mismo. A veces la ignorancia es dicha, y la dicha sin conocimiento, una triste verdad sin consecuencias para una mente que no comprende. Somos tiempo, un pequeño momento, somos crueldad y miseria, una alegría gigante en un mar de estrellas infinitas. Ser o no ser, estar, no estar, satisfacción, necesidad, iluminación comprensión. Somos lo complejo de nuestras almas en un razonamiento fino, metódico, empobrecido, trabada en las circunstancias de la vida. Vida misma que da y quita a la vez.
A Collante
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