Conversación y Queja _ 03 de octubre de 2013
De las piedras del camino, que solían ser engañosas
Se asumen en degrade las responsabilidades difusas
Pero tan clara y duras como un golpe en el rostro
Así suelen ser los días, los nubarrones oscuros que cruzan
Y sin embargo la espera de lo inevitable es como un vaivén
Que enloda y hace descreer de todo contenido armonioso
A mitad de un susurro ó un puñetazo nos encontramos
Cada cual a su manera intentando pero certeramente
Rearmando el cascaron que resguarden del dolor, el alma y el corazón.
Porque a la hora de llorar, rabiar, malograrse
El impulso desentonante tiende a envalentonar nuestros ánimos
Y terminamos demostrando lo guardado y volviendonos una figura caricaturesca de nosotros.
Que rabia siniestra embebe cada desatino, cada acierto
Con el día a cuestas y el corazón amargo, amargo y amargo.
Somos tiempo, nos consumimos en él, y vivimos sobreviviendo.
A. Collante
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