Sobrepesos del alma _ 31 de Junio de 2015
El corazón, a veces perplejo, otras un dolor agudo
En este cuerpo mío, incandescente, revelando mi alma
Se me atora la garganta de penas, lágrimas y amor.
Soy la cara perpleja de un destiempo errabundo
Ministro de mis soledades y desventuras
Acantonado si, en la desdicha de esa cuerda fina.
El espíritu, tan propio, tan denotado en su fuego
Es solo una trasparencia acongojada en lo profundo
Y me pregunto ¿Qué restara de esas ruinas?
A Collante
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